60% del fraude empresarial es cometido por empleados o con el concurso de ellos.
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En compras, devoluciones y en la desviación de fondos hay un desangre del 2,1 por ciento de las ganancias según estudio.
Pese a los cada vez más sofisticados mecanismos de control, en las empresas, tanto públicas como privadas, no falta el que quiere sacar provecho de un descuido para cometer fraude.
Estudios anteriores de la firma de análisis de riesgos Kroll precisaron que el 74 por ciento de las compañías latinoamericanas son golpeadas por este flagelo.
Ahora, las investigaciones llegaron a establecer que hay tres tipos de acciones ilegales que generan el mayor impacto económico en las organizaciones.
Devoluciones que no se reportan, compras sobreestimadas y desviación de fondos son los fraudes más costosos, que representan el 2,1 por ciento del total de ganancias de las empresas.
Esto, sin contar con otras modalidades menores, como robo de información, corrupción y soborno, sustracción de equipos o materiales de trabajo y fraude de proveedores.
El incremento de estos hechos, según Pablo Iragorri, director operativo de Kroll, se debe a que "como los controles son sistematizados, debido a los altos volúmenes de información que manejan grandes compañías, se baja la guardia, mientras los fraudulentos van identificando cómo hacerle el truco al sistema".
Los más caros
La firma investigadora encontró que se volvió frecuente que los protagonistas del fraude les den salida a materiales de bodega bajo fachadas de devoluciones, pero en realidad son productos que van a parar a los mercados informales y, en ocasiones, los compradores son los mismos proveedores de la compañía, que reciben doble ingreso por la misma mercancía.
De acuerdo con el estudio, este tipo de fraude permanece por mucho tiempo sin ser detectado y llega a causar un fuerte impacto en las finanzas de la organización. Más aún, si el 60 por ciento de los casos fraudulentos son cometidos por empleados o con el concurso de ellos.
El segundo fraude más costoso para empresas, es el que se hace a través de la línea de compras.
De acuerdo con la investigación, se realizan acuerdos con los proveedores para subir el precio de la compra o aceptar calidades por debajo de las estipuladas, pero con precios superiores.
El intermediario recibe una comisión por afectar el patrimonio de la empresa.
Esta modalidad de fraude se inscribe en la línea de corrupción y soborno. El 47 por ciento de las compañías es vulnerable al fenómeno.
Lo grave es que, según señala el estudio de la firma de análisis del riesgo empresarial, "este es uno de los fraudes con mayor dificultad para ser descubierto", porque las dos partes involucradas reciben provecho de la situación, por lo que guardan celosamente el mecanismo de la trampa.
El tercer fraude que está impactando a las empresas es el de la desviación de fondos.
Las áreas más vulnerables son contabilidad, tesorería, compras o financiera. De acuerdo con lo hallado por Kroll, esta modalidad también puede pasar desapercibida por largos periodos, porque se utilizan montos pequeños pero continuos.
Empresas de todos los sectores son víctimas, pero unas más que otras. Compañías mineras y bancos tienen los mayores impactos.
Las sumas sustraídas pueden llegar a ser millonarias. Tanto así que, en el sector financiero, se impacta el 60 por ciento de los ingresos por el fraude. También son ellas las que más pagan por medidas para combatirlo (72 % de compañías).
Casos colombianos
Una empresa del sector manufacturero tuvo un faltante de 10 mil millones de pesos. Investigaciones llevaron a identificar sospechosos. En sus computadores se identificó que creaban facturas falsas a proveedores existentes.
El dinero de estas facturas iba directamente a las cuentas personales de los implicados.
En una empresa del sector energético un empleado de Tesorería desviaba todos los meses una suma irrisoria: 100 pesos.
El problema era que los recursos los sustraía de la nómina de un número significativo de empleados. Alcanzó a recoger casi 3 mil millones de pesos en dos años.
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