viernes, 10 de diciembre de 2010

Un "carterista electrónico" al acecho

Con la aparición de la tecnología de Identificación por Radiofrecuencia ó Radio Frequency IDentification (RFID) y tras plantearse la incorporación de estos dispositivos en Pasaportes, Tarjetas de Crédito, Licencias de Conducir, Documentos de Identificación personal entre otros tantos usos; surgen nuevas amenazas en contra de la privacidad, la seguridad, la información y la identidad personal.

La tecnología RFID está compuesta por pequeños dispositivos de almacenamiento de datos (textos e imágenes) capaces de transmitir de forma remota la identidad de un objeto mediante ondas de radiofrecuencia.  Los mismos pueden ser adheridos en forma de calcomanías o sticker, o bién; incorporados a un producto, a animales o cosas.

Igualmente las ondas de radio frecuencia emitidas pueden ser leídas mediante un “transponder”, capaz de recibir y leer los datos de los RFID cercanos.

Los RFID son los sucesores de los códigos de barra y dentro de tantos usos están siendo empleados en la identificación de productos y el control de inventarios; en tales casos un Jefe de Almacén puede obtener de forma inmediata el inventario de su almacén en tiempo real con tan sólo activar su lector RFID.

Pero su empleo en Pasaportes, Tarjetas de Crédito, Licencias de Conducir y Documentos de Identificación personal pone en riesgo nuestra información; basta que un moderno “carterista electrónico”  esté al acecho, dotado de un portátil y una antena de recepción de radiofrecuencia para sustraer el “contenido digital” de la cartera.
Posterior a los ataque terroristas de 2001 los EE.UU., han querido estandarizar su uso en  el mundo para hacer seguimiento a los movimientos migratorios, implantando en los pasaportes dispositivos RFID que permiten almacenar información y datos, tales como datos de identificación, huellas dactilares y fotografías digitalizadas.

Pero de la mano de su implantación en los pasaportes surgieron de inmediato los agujeros de seguridad, como lo es la capacidad de ser leídos por cualquier lector poniendo en riesgo la identidad de los viajeros.

Algunos fabricantes de dispositivos RFID, insisten que los datos allí almacenados son “encriptados y seguros” mientras que expertos de Seguridad y Protección de Datos recomiendan utilizar una “jaula de Faraday” para interrumpir las comunicaciones, actuando como “blindaje”; por complejo que parezca, basta con un sencillo envoltorio de delgadas películas de papel aluminio o de cobre sobre el objeto para cubrir y proteger físicamente las Tarjetas cuando no están en uso.

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