viernes, 11 de mayo de 2012

Diez consejos para una contraseña ideal


Las contraseñas son uno de los mayores caballos de batalla para nuestra sufrida memoria en los tiempos que corren. Hace años sólo teníamos que recordar el pin de nuestra tarjeta y, como mucho, la contraseña de nuestro correo electrónico. Ahora cada servicio demanda su propia contraseña y no es raro que estemos inscritos en más de una veintena larga de distintos servicios y aplicaciones.

Recientemente se produjo una filtración de nada menos que 55.000 contraseñas de la red social Twitter. En este post os ofrecemos una serie de consejos para que los ciberdelincuentes lo tengan un poco más difícil a la hora de intentar averiguar nuestras claves de acceso.

Números letras y caracteres

Es una complicación, pero las contraseñas que sólo incluyen números o sólo letras no son seguras. Combinad números y letras con algún caracter inopinado. A veces basta con un guión bajo o una barra separando números y letras.

Fácil de recordar, pero no evidente

Olvidad los números de vuestro cumpleaños, la fecha de vuestro aniversario de boda o vuestro apellido al revés. Las opciones de contraseña más habituales son lo primero que prueban y contrastan los programas de rastreo. Elegid un dato que seáis capaces de recordar pero que no sea evidente a primera vista.

Nunca utilicéis la misma contraseña

No es buena idea elegir siempre la misma contraseña para todos los servicios en los que estáis inscritos. Lo ideal es tener varias con distintos niveles de seguridad. No es igual de grave que os arrebaten Instagram que que obtengan acceso a vuestra página de operaciones bancarias. Utilizad distintas contraseñas y cambiadlas con una cierta frecuencia.

Sed sistemáticos pero no previsibles

La mejor técnica para recordar una contraseña es que siga algún tipo de lógica evidente sólo para vosotros. Una técnica bastante efectiva es abrir vuestro libro favorito, elegir el primer sustantivo de una página cuyo número sea fácil de recordar y utilizarlo con ese número separado de, por ejemplo, un guión bajo (algo como Extenuación_152). La ventaja de este sistema es que es sistematizable. La siguiente contraseña puede ser el primer sustantivo de la página que abre el siguiente capítulo del libro. De este modo una contraseña nunca tendrá una relación aparente con la otra a menos que desveléis vuestra técnica. Quien dice libros dice cualquier otro refente que podáis consultar en caso de necesidad y que sólo vosotros conozcáis. La ventaja de ser sistemático es que, con el tiempo no os hará falta ni consultarlo para recordar vuestras contraseñas. Si elegís el nombre de vuestra mascota, acompañadlo de un dato que sea muy poco evidente, como el nombre de la tienda donde la adquiristeis o el nombre del primer objeto que rompió a mordiscos. Ese tipo de cosas siempre se recuerdan con facilidad pero no son lógicas para nadie más que vosotros.

No comunicar nunca las contraseñas

Parece evidente, pero jamás hay que revelar nuestra contraseña a nadie. Muchos menos enviarla por e-mail o por un medio electrónico. Si se da la circunstancia de que tenemos que comunicar nuestra contraseña a, por ejemplo, un departamento técnico en caso de avería, conviene cambiarla inmediatamente después de que el problema se haya resuelto.

Ni muy larga ni muy corta

En general se recomienda que una contraseña tenga entre 8 y 12 caracteres. Se pueden poner más, pero hay que valorar siempre lo fácil que sea de recordar y de teclear. No podemos pasarnos la vida tecleando interminables frases para entrar en los servicios que utilizamos habitualmente.

Precaución en lugares públicos

En ocasiones tendréis que introducir vuestra contraseña en ordenadores que no os pertenecen. El ejemplo más peligroso es el de consultar vuestro correo en el PC de un cibercafé o centro de negocios de un hotel. En estos casos aseguraos siempre de que el navegador no tiene activada la opción de recordar contraseñas e indicar que no quereis recordarla en caso de que os pregunte. Si tenéis dudas, borrad todos los datos de navegación después de usar el servicio.

Reiniciar el sistema

Si os roban alguno de vuestros gadgets o habéis sido víctima de una intrusión en algún servicio online, no cambiéis sólo la contraseña del servicio afectado. Cambiadlas todas de nuevo. Es una labor tediosa, pero es la única manera de evitar futuros quebraderos de cabeza.

Ojo con algunos servicios

Antes de que decidáis vuestra contraseña o contraseñas, tened en cuenta que en algún momento os topareis con un servicio que no os permita introducir cierto número de carácteres o letras concretas. De nada vale que os busqueis una contraseña (siguiendo el ejemplo anterior de la mascota) como Rufo_Teléfono_216 si en una web concreta sólo os cabe Rufo_Telef. Para estos casos es mejor que decidáis una variante corta fácil de recordar para no volveros locos. En este caso una variante lógica podría ser Rufotel216.

Caracteres locales

Ojo con los caracteres que elegís para vuestra contraseña. En general no es bueno que utilicéis caracteres locales como la ñ o vocales acentuadas. La razón no es otra que esta elección os puede dar problemas si un día teneis que introducir la clave en un teclado en inglés en el que no siempre es fácil encontrar caracteres de otro idioma. Las mayúsculas y minúsculas on bienvenidas siempre y cuando tengan alguna lógica


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