miércoles, 10 de abril de 2013

Conozca cuáles son las mentiras más utilizadas en los currículos


Un artículo publicado en el diario El Confidencial muestra como muchas personas en algún momento de su vida han decidido “maquillar” un poco su currículo para potenciar sus cualidades y así aumentar las posibilidades de ser contratado.

Es probable que cuando se está frente a la computadora para redactar ese papel que mostrará nuestras habilidades, nos sintamos inseguros y no sepamos si nuestras habilidades son suficientes para obtener empleo. Y es justo en ese momento cuando aparece la tentación de modificar un poco dicha información.

Muchas personas intentan legitimar este comportamiento diciendo que otras personas lo hacen, y que si ellos presentan su currículo verdadero, estarían en desventaja frente a los demás. Estas personas también creen que esta alteración tiene más beneficios que problemas ya que lo peor que podría pasarles si los descubren es que no los contraten. Y por el contrario, si obtienen el trabajo habrán conseguido su objetivo, por lo que una pequeña mentira a tiempo puede ser útil.

Sin embargo, no todo el tiempo sucede así. El mundo es más pequeño de lo que creemos y las coincidencias también existen. Así le sucedió al antiguo director ejecutivo de Yahoo!, Scott Thompson, quien se vio obligado a renunciar después de mentir sobre sus estudios, ya que señalaba que había estudiado informática, cuando no había sido así. Thompson no sólo mintió en un documento legal sino que además perdió la confianza de sus trabajadores, como señaló un portavoz de la compañía.

Es importante decir que, aunque la responsabilidad principal recae en la persona que mintió, también tienen responsabilidad en el hecho las personas encargadas de comprobar la información que suministran los empleados. A continuación lea cuáles son esas mentiras que se presentan con mayor frecuencia.

Los idiomas. Muchas personas optan por elevar el nivel del medio al medio-alto del conocimiento de algún idioma. El problema, claro, aparece cuando tenemos que justificarlo con un título, o si hemos de enfrentarnos a una conversación en inglés donde rápidamente se detectarán nuestras carencias.

Habilidades informáticas. De una manera semejante a lo que ocurre con el inglés, tendemos a rellenar esos molestos huecos en blanco con algo de paja extraída de nuestra experiencia de usuario con el ordenador. Lamentablemente, saber recortar una fotografía en Photoshop no es lo mismo que saber ilustración, y ser capaces de redactar un texto y guardarlo no nos convierte en grabadores de datos, y eso se verá al instante si nos someten a una prueba.

Exagerar nuestras funciones. Si uno echa un vistazo a algunos currículos, se diría que en España no existen empleados, sino únicamente jefes o encargados. Como sospechamos que es muy difícil que el entrevistador llegue a conocer con exactitud cada uno de nuestras funciones en previos empleos, y el lenguaje permite una ambigüedad que favorece el brillo y el lifting laboral, nos sentimos inclinados a escribir con cierta manga ancha en la descripción de los empleos. Ya se sabe: gestión de equipos, cuando hemos trabajado codo a codo con un grupo de dos personas; diseño de imagen, por señalar cuál es el color que mejor le queda a la página de la empresa; seleccionador de personal por haber enchufado a nuestro cuñado…

Eliminar pasados empleos. Este es uno de los puntos más discutibles, ya que quizá no sea relevante dar fe en nuestro currículo de ese empleo de camarero que tuvimos a los 18 años para pagarnos los estudios. Sin embargo, otro asunto es intentar ocultar el empleo por el fracaso de un proyecto o una salida inapropiada de la empresa, ante el miedo de que se puedan pedir referencias a dicha firma.

Nivel de estudios. El punto en el que Scott Thompson mintió, y el que concluyó con su exitosa carrera en Yahoo! A diferencia de otro tipo de conocimientos, la posesión de una licenciatura o máster es fácilmente comprobable, por lo que es inútil intentar hacer pensar al entrevistador que hemos terminado una carrera que no poseemos.

Experiencia laboral. Cuantos más trabajos presentemos en el currículo, menos probabilidades hay de que el seleccionador levante el teléfono para buscar referencias. Por eso, cargamos la lista y, ya de paso, fantaseamos un poco. Cuidado, porque un par de líneas pueden echar por tierra una candidatura completa.

Utilizar el “autoempleo” para camuflar los períodos de paro. Uno de los principales borrones que un currículo puede presentar es una colección de vacíos entre trabajo y trabajo que conformen una trayectoria profesional un tanto guadianesca. Pero si presentamos en el currículo un extraño trabajo por cuenta propia en un pueblo recóndito y donde la labor que desempeñamos es muy difícil de comprobar, seguramente el seleccionador empiece a sospechar. En muchas ocasiones, se utilizan los hipotéticos trabajos como autónomo para rellenar esos huecos, ya que su comprobación es mucho más complicada.

Empresas en las que nunca se ha trabajado. Puede parecer disparatado, pero hasta un 18% de los participantes en la encuesta de Career Building reconocían haberse inventado puestos laborales. En ocasiones, en empresas ficticias que se decía ya habían desaparecido, por lo que era imposible seguir sus huellas. Si en otros casos nuestras palabras pueden estar abiertas a cierta interpretación, como en lo que respecta a las funciones que hemos desempeñado dentro de una empresa, en este caso, si nos pillan, poco podemos hacer para justificarnos.

Fuente Original: http://www.noticias24.com

0 comentarios:

Blogger templates made by AllBlogTools.com

Back to TOP