jueves, 12 de noviembre de 2009

Ni la pelota se salva


La inseguridad golpea al beisbol venezolano como al resto de la sociedad con delitos que van desde secuestros y atracos hasta la muerte de familiares de peloteros

El alto índice de inseguridad que azota a Venezuela causa estragos en todos los estratos sociales, sin importar raza, ideología política o religión. Hay para todos. Hasta para los deportistas y sus familiares, quienes vuelven a ser noticia a nivel nacional.

La historia no es nueva, aunque en de un año para acá diversos han sido los ataques del hampa que tocan al beisbol venezolano. Las víctimas más recientes fueron la madre de Víctor Zambrano, lanzador de los Navegantes del Magallanes, Elizabeth Méndez de Zambrano, y José Castillo, pelotero de los Leones del Caracas.

La señora Zambrano fue secuestrada el domingo en una finca familiar en los Valles de Tucutunemo, municipio Zamora, en Aragua, aunque afortunadamente fue liberada el martes tras una operación policial.

Según las informaciones, todo comenzó como un robo en la hacienda “Agropecuaria Los Tres Potricos”, propiedad de la familia Zambrano, perpetrado por siete hombres fuertemente armados, esos que por lo general tienen mejores equipos que las propias autoridades.

Se conoció que los individuos portaban armas largas y se llevaron dos vehículos: un Aveo y un “Machito”. Al momento de la liberación de la madre del jugador se desconocía si los plagiarios lograron cobrar algún rescate monetario, que el pasado 30 de octubre perdió a un primo del lanzador, Richard Manuel Méndez Zambrano, hallado en la autopista Caracas-Charallave con una data de muerte de 48 horas.

Lo de Castillo está más caliente. El propio pelotero contó como fue abordado la tarde del martes, apenas horas antes del jugo entre los Leones y los Tiburones de La Guaira, por cuatro hombres armados cuando él se trasladaba en un taxi desde el hotel Meliá Caracas rumbo al Estadio Universitario. Para su fortuna, los delincuentes sólo se llevaron su teléfono y la cartera y no hubo más nada que lamentar.

El miércoles de la semana pasada le había tocado el turno al infielder del Magallanes, Luis Rivas, quien intentando evitar un atraco en La Guaira, donde se encontraba en el velorio del padre del pelotero César Bolívar, se disparó accidentalmente con su pistola al tratar de defenderse. La bala le atravesó su pierna derecha y fracturó el fémur izquierdo.

DE COLORADO A GUARENAS

Quizás uno de los motivos que más “motive” a los delincuentes a emprenderla contra los beisbolistas sean los altos salarios que éstos devengan, gracias a su esfuerzo y la disciplina mostrada en la profesión.

El pasado 2 de junio el beisbol recibió otro pelotazo, cuando el hijo del receptor Yorvit Torrealba (Rockies de Colorado) fue secuestrado en las inmediaciones de la Plaza Bolívar de Guarenas.

El infante de 11 años de edad fue raptado a las 6:30 de la mañana mientras era llevado por sus tíos al colegio. Fue rescatado dos días después.

“Durante tres días no pude dormir, no pude beber ni agua. Uno trabaja muy duro para ser alguien en la vida y tienes que cargar guardaespaldas en tu propio país. No tiene ningún sentido. Te sientes como un prisionero en tu propio país”, dijo para entonces Torrealba a la prensa.

Y es que ni comiendo se salvan. Al jardinero zuliano Carlos González (Colorado) el año pasado le robaron su Mustang, por el que pidieron 5.000 dólares por el rescate, los cuales no pagó, en pleno día mientras desayunaba con su familia en Maracaibo. El jugador juega en la LVBP para las Águilas del Zulia.

“Ese es su trabajo. Secuestran y roban y nunca sabes cuando es que te va a pasar a ti. Son personas de aspecto normal que quizás están paradas a tu lado. Es bastante duro porque ellos saben quienes somos, a dónde vamos o dónde comes”, señaló González en una entrevista al Denver Post.

Otro hecho lamentable ocurrió el 2 de diciembre de 2008, cuando el hermano del catcher Henry Blanco, Carlos Blanco, fue secuestrado y asesinado de 15 disparos al no conseguirse los 150 mil bolívares fuertes que pedían los secuestradores.

MAS CASOS

Lamentablemente la lista no termina allí. En esta década Richard Hidalgo también fue herido en un atraco y la madre de Ugueth Urbina (la señora Maura Josefina Villarroel) soportó poco más de tres meses secuestrada (1° de diciembre de 2004 a 18 de febrero 2005).

Hay otros que fueron pasados por bolas, como Magglio Ordóñez, quien en Puerto La Cruz iba a ser despojado de sus pertenencias pero fue reconocido por los antisociales, quienes terminaron pidiéndolo un autógrafo.

EL CASO POLIDOR

El caso de Gustavo Polidor es uno de los más sonados y lamentables del beisbol venezolano. El infielder de los Tiburones de La Guaira fue ultimado frente a su casa, según el relato original de los hechos publicado por el Tribunal Supremo de Justicia.

“El día 28 de abril de 1995, en horas de la mañana, en la Quinta Mary Michelle, ubicada en la Calle Simón Planas, Urbanización Santa Mónica de Caracas, el ciudadano acompañado de su señora Eduviges Fuenmayor y de su menor hijo, al abrir el garaje de la casa e intentar salir en su vehículo, marca Toyota, modelo Cressida, color gris, año 1993, fue interceptado y sometido, bajo amenaza de muerte, por dos sujetos que portaban armas de fuego”.

El texto continúa explicando que “cuando el ciudadano trató de mediar con ellos para que no lesionaran a su esposa e hijo, entregándoles las llaves de su otro vehículo, una camioneta Blazer, uno de los sujetos disparó contra él, causándole la muerte”.

Los homicidas, Marco Tulio Quintero Flores y Hernán Gregorio López Ortuño, fueron sentenciados el 6 de octubre de 2004 a 25 años de prisión.

Tal Cual/Antonino Cittadino

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