Venezuela: la otra guerra

Tweet

El pasado fin de semana en Caracas, en menos de 36 horas, se registraron 45 homicidios. En un fin de semana de octubre fueron asesinadas 65 personas. La primera causa de estas muertes pareciera ser ajustes de cuentas entre bandas de jóvenes delincuentes. Cada vez más, son abatidos inocentes atrapados entre balaceras, o ejecutados por sicarios, o víctimas del robo de dinero y teléfonos móviles.

La inseguridad personal por la violencia criminal es considerado el principal problema de Venezuela por al menos la mitad de todos los encuestados en los sondeos de opinión. Es como otra guerra que el país libra mientras el gobierno invoca el antiguo adagio "si quieres la paz, prepárate para la guerra", al denunciar planes de agresión de Estados Unidos y Colombia. Ello porque el país vecino abre a la potencia del norte siete bases militares para que las usen fuerzas estadounidenses.

El problema crece cada año. En Venezuela, de 27 millones de habitantes, había unos 5.000 homicidios anuales en los años 90, y llegaron a 10.000 a comienzos de esta década. En 2008 fueron 14.600, y este año pueden ser más de 19.000, según el no gubernamental Instituto de Convivencia y Seguridad Ciudadana: Incosec.

El presidente de Incosec, el general retirado Pedro Rangel Rojas, quien fue comandante del ejército de Venezuela, dijo a Radio Nederland que el conjunto de causas de la elevada criminalidad comienza con la descapitalización humana del país y la carencia de formación en valores que comienza en el hogar.

"Causas son la falta de articulación de la sociedad para enfrentar ese problema, la descapitalización humana que se ha acentuado en los últimos 10 años, la falta de formación en los hogares, el maltrato intrafamiliar,. De género y sobre la infancia, el abuso y la combinación de drogas y alcohol", dijo Rangel Rojas.

Según Rangel, otras causas son la impunidad, pues de cada 100 delitos que se cometen 93 nunca reciben sentencia; la situación de las cárceles, donde muere al menos un preso cada día, y el auge del sicariato. Llama la atención sobre el contraste entre disminución de la pobreza crítica y aumento de la delincuencia en Venezuela, y no cree que el problema se resuelva sólo aumentando el número de policías, sino dotándolas de autoridad con una adecuada aplicación de las leyes.

En lo que se refiere a represión se está entre la ineficacia y el fracaso. A la impunidad se suma la ineficiencia de los cuerpos policiales. Son insuficientes, no alcanzan a patrullar las zonas peligrosas de las principales ciudades, y están corroídas por el crimen, pues según el ministro de Interior y Justicia, Tarek El Aissami, por lo menos uno de cada cinco delitos son cometidos por policías.

Pero también son víctimas. El mayor de la Guardia Nacional Delio Hernández, quien dirigía el plan "Caracas Segura" en barriadas del oeste capitalino, fue asesinado por dos delincuentes que le despojaron de su auto un sábado a las nueve de la noche. En lo que va de año en Caracas han sido asesinados 40 policías.

La situación de Caracas tiene réplicas no sólo en las grandes ciudades sino, cada vez más, en poblaciones pequeñas. En algunas zonas industriales se enfrentan mafias sindicales por puestos de trabajo. Y en la frontera con Colombia, al occidente, ha cobrado auge el sicariato y hay casos de asesinatos grupales atribuidos a grupos provenientes del país vecino.

Esta guerra desatada por el hampa casi no es tratada por el presidente Hugo Chávez en sus discursos, y a los periodistas ha respondido que la criminalidad, algo propio del capitalismo, se acabará con el triunfo del socialismo que impulsa en su país.

En cambio, el presidente denuncia a diario, vigorosamente, desde hace meses, la amenaza que para su proyecto revolucionario representa la alianza militar de Colombia y Estados Unidos. Chávez se declara partidario de la paz, pero pide a sus compatriotas aprestarse para la defensa internacional con ánimos que muchos de sus compatriotas quisieran para defenderse en la cuadra donde viven.

Por Humberto Márquez